Recuerdo cuando era niña que la mayoría de los comerciales que pasaban cuando veíamos nuestros programas favoritos eran de productos alimenticios, la mayoría de ellos dirigidos a los niños. Promocionaban sus sabores, colores, y hasta las emociones que producían. Claro, uno que otro mencionaba la palabra «vitaminas», «saludable», y otras que sonaban a «qué bueno consumirlo». Y ni mencionar tiempos anteriores, en donde lo último que se pensaba era en lo que se estaba comiendo, sus propiedades y características. Parece que la importancia estaba en la facilidad y comodidad que ofrecían los productos y las marcas a la hora de comer, para poder adaptarse al acelerado ritmo de vida que se estaba imponiendo.
Sin embargo, parece que términos como «natural», «sin conservantes», «sin preservativos» y otros tantos inundaran nuestro mercado y nuestros productos hoy en día. ¿Qué pasó? Al parecer somos una generación de padres altamente informada, y que se detuvo a pensar en lo que le estábamos dando de comer a nuestros hijos desde sus primeros años; incluso desde nuestro tiempo de embarazo. Finalmente la vieja frase de «somos lo que comemos» es cada vez más real, y vemos sus consecuencias constantemente. Nuestras noticias están llenas de nuevas enfermedades, aumento de casos en las que ya conocíamos, y muchas deficiencias derivadas, entre otras, del estilo de vida y alimentación que hemos tenido.
¡Pues qué bueno que pasó! Nunca es tarde para decidirnos a tener un estilo de vida más balanceado, pensado conscientemente para el ritmo de vida que llevamos, y sobre todo, para la salud que queremos tener, en el presente y en el futuro. Vale la pena arriesgar en algunos casos el llegar tarde y la comodidad por preparar en nuestro hogar lo que sabemos que les hará bien. ¡Mejor una fruta o una verdura que cualquier otra cosa!
La buena noticia es que cada vez tenemos en el mercado más productos que no solo prometen unos ingredientes saludables y que aportan a las necesidades del organismo, sino que su sabor no tiene nada qué envidiar a los productos tradicionales, además de su comodidad a la hora de comerlos. Agradezcamos por estos buenos tiempos de volver a lo sano, a lo natural, y aprovechemos estos últimos productos para nosotros, nuestras familias, y para que desde niños nuestros hijos tengan hábitos saludables que les eviten futuras complicaciones con su salud. Que no tengamos temor que su salud dependa de lo que les enseñamos a comer.
Por: Natalia Cárdenas – BaikFoods
De @baikfoods miembro de MamaYPapaCO
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