La valiente historia de una madre que, enfrentando la soledad y las desilusiones, descubre la fuerza que sus hijos le dan para seguir adelante. A pesar de las dificultades y las expectativas sociales, encuentra en ellos la motivación para superar los obstáculos y construir un futuro mejor. Es un testimonio que desafía los prejuicios y resalta la resiliencia de las madres solteras.
Sí, tal vez fui una tonta por creer otra vez en mi pareja, por dejarme llevar por la presión social de tener una familias con papá y mamá. Yo crecí en un hogar con papá y mamá y quería que mi hija también tuviera esa oportunidad. Empezaré por decir que cuando salí embarazada de mi hija, hoy ya tiene 10 meses, el padre de mi hija desapareció, lloré mucho y en ese momento pensé, ni modo me toca ser madre soltera, pero a los cinco meses reapareció, quería formar una familia conmigo y mis ojos se llenaron de emoción y acepté. Sin embargo, nunca aportó con dinero para mis cuidados prenatales todo lo asumí yo, por lo que mi familia no lo veía con buenos ojos, yo aun así enamorada quería formar familia con él. Llegó el día del parto, una cesárea, no estuvo presente, llegó al día siguiente, y me acompañó los días que estuve internada. Quedamos que después de la cuarentena viviríamos juntos, pero llegado el momento una chica escribe para decirme que vivía con él y que esperaba un hijo de él. Mi corazón se quebró, era diciembre y pasé las peores fiestas de navidad. Al año siguiente me rejuró que era mentira y hasta fue a mi casa a pedir la mano a mis padres para casarnos. Él sabía que el matrimonio era muy importante para mí. Así que iniciamos la tan anhelada convivencia junto a nuestra hija, y después de tres meses me entero que estaba otra vez embarazada. Él lo tomó mejor, hasta nombre le buscó… Pero lo que parecía un sueño de familia feliz se convirtió en una pesadilla. Su hermana quería que me llevara lejos de mi familia, que yo diera a luz en una posta, mi primera hija nació en clínica. Y como me negué a empezar mis controles en un lugar donde no reunía las condiciones necesarias, me botó, me dijo vete vete y ve si regresas! Fue tan doloroso saber eso. Pensé que era un momento de cólera pero luego vino el temido ADIÓS, de ahora en adelante solo me comunicaré contigo por mi hija y el bb. Además de eso me dijo que ya no iba a pagar el seguro de mi hija y el mío. Abrí los ojos, y me di cuenta que de nada había valido haberle dado tantas oportunidades, ahora él se alejaba y me dejaba sola en la crianza de una nena de 10 meses y llevando un embarazo del que él sabe es un embarazo que viene con complicaciones. Sí ya sé fui una tonta por creerle una vez más. Ahora estoy sin trabajo con una nena en brazos y uno en mi vientre. Difícil situación, en la que es fácil juzgar en una sociedad llena de prejuicios, en la que las madres solteras debemos sortear con tantos malintencionados comentarios. Pero solo queda apechugar y no por el prejuicio de tener papá y mamá una debe someterse a lo que la pareja quiera, ahora soy madre y pienso en mis hijos, qué calidad de vida tendría si regreso con él, no es fácil salir adelante sola, pero hay una fuerza que nos muevo y eso son nuestros hijos. Ahora pienso en mi nena y en el o la bb que viene, ellos son mi motor y motivo de salir de este mal paso.
-Mamá anónima-
