Confío en ti, y por eso te doy este rol
Cómo asignar responsabilidades que fortalezcan la autoestima y el sentido de pertenencia
Uno de los motores más potentes en la adolescencia no es el premio ni el castigo.
Es sentirse útil. Sentirse parte. Sentir que se confía en ellos.
Cuando a un adolescente se le da un rol real dentro de la familia, no solo cumple una tarea:
construye autoestima, autonomía y conexión.
Pero muchas veces, por miedo a que lo hagan “mal” o por creer que “aún no están listos”, terminamos haciéndolo todo nosotros.
Y con eso, sin querer, les quitamos algo muy valioso:
La oportunidad de descubrir de lo que son capaces.
¿Por qué darles responsabilidades es una forma de amor?
Porque cuando confías en que pueden…
les estás enseñando a confiar en ellos mismos.
Les estás diciendo:
“Creo en tu criterio.”
“Tu aporte importa aquí.”
“Tu presencia hace diferencia.”
Eso es pertenencia. Y ningún castigo ni premio puede competir con eso.
¿Qué tipo de responsabilidades pueden asumir?
No se trata solo de poner la mesa o sacar la basura (aunque también cuentan).
Se trata de darles encargos con sentido, adecuados a su edad y a su etapa emocional.
🔹 Responsabilidades prácticas:
- Organizar su tiempo y su espacio
- Encargarse de parte de la rutina familiar (hacer mercado, cuidar una mascota, preparar una comida semanal)
🔹 Responsabilidades emocionales:
- Acompañar a un hermano menor en algo importante
- Ser parte de decisiones familiares (elegir un destino, definir un presupuesto)
- Proponer ideas para mejorar la convivencia
🔹 Responsabilidades de autocuidado:
- Cuidar su salud (alimentación, sueño, actividad física)
- Aprender a pedir ayuda cuando la necesita
- Reconocer sus límites sin sentirse culpable
¿Cómo entregarlas sin que suenen a castigo?
🔸 No digas: “Te toca porque yo ya hice mucho.”
🔹 Di: “Quiero darte este rol porque sé que puedes y confío en ti.”
🔸 No digas: “A tu edad ya deberías hacer esto.”
🔹 Di: “Este es un paso importante para ti, y te voy a acompañar.”
🔸 No digas: “Es tu obligación.”
🔹 Di: “Esto es parte de lo que significa vivir juntos. Cada uno aporta algo.”
¿Y si no lo hace bien?
Dale espacio para aprender.
No lo corrijas todo. No lo hagas tú después “porque así queda mejor”.
A veces crecer también es fallar… y volver a intentar.
Y tú estarás ahí, no para rescatar, sino para acompañar.
En resumen
Tu hijo no necesita solo límites.
También necesita espacios donde demostrar lo que es capaz de hacer.
Darle responsabilidades con sentido es una forma profunda de decirle:
“Te veo. Te valoro. Y confío en ti.”
Calificación!
Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:






