¿Es recomendable dormir con el bebé? Pros, contras y recomendaciones
Dormir con el bebé es una práctica común en muchos hogares, especialmente durante las primeras semanas después del nacimiento. Pero, ¿es realmente recomendable? La respuesta no es única: depende de las necesidades de cada familia y del desarrollo del bebé.
Beneficios de dormir cerca del bebé
Durante los primeros días, tener al bebé cerca durante la noche es práctico y emocionalmente reconfortante. Algunos beneficios incluyen:
Mayor capacidad de respuesta a las necesidades del recién nacido, como hambre, llanto o incomodidad.
Vínculo afectivo reforzado, especialmente con la madre, quien puede sentirse más tranquila y conectada.
Menor ansiedad nocturna, tanto en los padres como en el bebé.
Además, esa cercanía puede facilitar la lactancia materna durante la noche y reducir los niveles de estrés de ambos.
¿Qué desventajas tiene dormir con el bebé?
Aunque puede ser muy útil al principio, dormir con el bebé en la misma cama también tiene algunos puntos en contra que deben considerarse:
Disminución en la calidad del sueño de los padres, ya que los movimientos, quejas o sonidos del bebé durante la noche pueden interrumpir el descanso.
Dificultad para retomar rutinas personales o de pareja, como leer, ver televisión o conversar en la habitación.
Mayor dependencia del bebé para dormir, lo que puede dificultar su transición a dormir solo más adelante.
¿Hasta cuándo es recomendable dormir con el bebé?
Los expertos sugieren que la práctica de compartir la cama o habitación no se prolongue más allá del momento en que el bebé ya es capaz de dormir por períodos nocturnos continuos de al menos 6 a 8 horas.
En ese punto, es ideal comenzar una transición gradual hacia su propio espacio para dormir, fomentando su independencia y permitiendo que toda la familia recupere rutinas de descanso más equilibradas.
Recomendaciones para un sueño seguro
Si decides dormir con tu bebé, toma en cuenta estas recomendaciones para evitar riesgos:
No dormir en sofás o sillones con el bebé.
Evitar almohadas grandes, mantas gruesas o ropa de cama suelta.
No compartir cama si alguno de los padres fuma, ha consumido alcohol o medicamentos sedantes.
Colocar siempre al bebé boca arriba para dormir.
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