El momento de dejar el pañal es un hito importante en el desarrollo de los niños, pero también puede convertirse en un desafío para los padres. Este aprendizaje requiere tiempo, paciencia y, sobre todo, entender que cada niño tiene su propio ritmo. Intentar apresurarlos o reaccionar con impaciencia puede generar frustración tanto para ellos como para sus cuidadores. En este artículo, exploraremos las señales que indican que tu pequeño está listo para iniciar este proceso, los pasos para acompañarlo de manera positiva y cómo evitar errores comunes que pueden dificultar este logro tan importante.
Aunque puede presentarse antes en algunos niños, el control de esfínteres se logra después del segundo cumpleaños, cuando debes plantear este hábito como un logro de tu hijo y no como una obligación.
Intentar que el niño deje el pañal antes de esa edad es un error porque no tiene la capacidad, siente que lo están obligando y que genera inquietud en sus papás, lo cual usa para manipularlos y hasta mostrar actitudes de rebeldía. Otro error es reprender o minusvalorar a tu pequeño por este motivo.
Puedes aprovechar las señales de tu hijo que indican que está listo para ir al baño: las niñas avisan (“tengo chichí”), piden la bacinilla o ir al baño y los varoncitos se cogen el pene (conviene entonces preguntarles si quieren ir al baño). Importante que apenas tu niño pida ir al baño o la bacinilla, lo atiendas de inmediato.
La calma y la paciencia son pautas para el éxito en este aprendizaje, que depende directamente de la aprensión de los papás y cuidadores: entre más ansiosos y obsesionados estés con el asunto, más se demorará tu niño o niña en aprender a ir al baño. Si después de los tres años no lo ha logrado, conviene consultar a especialista.
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