El balbuceo del bebé representa una manera de comunicarse con el entorno, principalmente con la madre ¡aprende a interpretarlos!
Antes que comience el balbuceo en el bebé, este desde que nace mantiene una comunicación constante con el medio, la cual es más evidente en la interacción mamá. En la lactancia, por ejemplo, tu bebé desarrolla el reflejo y aprende a coordinar funciones innatas como succionar, deglutir y respirar; acciones en las que interviene una importante acción muscular que será la precursora del desarrollo del habla.
En estos primeros meses, el grito, la risa y el llanto son portadores de significado o mensajes que tú aprendes a identificarlos como estados de comodidad o incomodidad, caracterizados por la intensidad, el timbre y la entonación. También hacen parte del proceso comunicativo, las voces, sus diferentes entonaciones, los gestos de la mamá y de las personas que conviven con el bebé.
Recuerda que con cada exposición a diferentes estímulos auditivos se le van especializando las sensaciones y los movimientos, principalmente los de la boca ayudando a que el balbuceo en el bebé se intensifique. Estos estímulos puedes ser:
- Táctiles
- Visuales
- Olfativos
- Gustativos, entre otros.
¡Empieza el balbuceo!
A partir del segundo mes, el balbuceo en el bebé disminuye el uso de gritos y llanto como base de su comunicación e inicia el ‘laleo’ o juego vocal, principalmente cuando está tranquilo, caracterizado por el uso repetitivo de sonidos vocálicos que luego va combinando con sonidos guturales.
En este mismo período tu bebé trata de imitar los movimientos de la boca de mamá y produce sonidos similares. El juego vocal se enriquece rápidamente e incluye otros sonidos consonánticos. Después de los seis meses, la cantidad de producciones vocales crece y tu niño reproduce nuevos sonidos escuchados. Es común que haga reduplicaciones de sílabas como ‘ma ma ma’ o ‘pa pa pa’ sin pronunciar una palabra propiamente dicha.
En este período tu niño inicia la adquisición de la representatividad de algunas palabras ligadas básicamente a intereses fisiológicos (juego, rutinas de sueño, higiene, alimento). De igual manera, comprende algunas palabras que caracterizan un contexto determinado. Finalmente, va incorporando sonidos pertenecientes a su lengua y desecha los que no hacen parte de su fonética.
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