Es importante señalar que este proceso debe comenzar una vez que el niño muestre señales de consciencia sobre el control de esfínter y no cuando el adulto lo quiera, ya que muchas veces esto sucede y los niños no están preparados.
Una vez que se decide quitar el pañal no se aconseja volver a ponerlo ya que esto genera confusión en el infante. Nunca se debe presionar ni retar, se debe ver cada cosa como una oportunidad para aprender.
Tanto la familia, el colegio y todos quienes se relacionan con el niño constantemente deben estar alineados apoyando a que esto resulte de la mejor manera posible. Es muy importante que una vez que el niño pide ir al baño, un adulto acuda de inmediato.
La paciencia y calma durante este proceso es fundamental. Mientras más ansiosos están los adultos, esa ansiedad se le transmite al niño y esto hace que todo el proceso sea más lento y cueste más sacarle los pañales. Si luego de los tres años el niño no logra controlar su esfínter se debe preguntar a un especialista.
Paola Astudillo
Pediatra
Universidad de Santiago
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